La ermita de Nuestro Padre Jesús es de origen barroco y fue una de las muchas que existieron en aquel momento en la localidad. Es la única que se mantiene hoy en día gracias a la reedificación llevada a cabo en 1887, que contó con el soporte económico de una familia de la localidad. En la actualidad da cobijo a varias imágenes y es el templo de salida y llegada de la mayoría de las cofradías que procesionan en Semana Santa. El nombre de la ermita se debe a la talla que regaló la citada familia y que data de finales del siglo XVII. En la década de los 30 la iglesia es cerrada al culto por el mal estado en que se encuentra la bóveda y en 1932 el ayuntamiento solicita autorización al obispado para instalar en ella un mercado. Aquella petición fue negada. Tras la guerra civil la ermita fue arrasada y saqueada y de aquella época tan solo queda una lápida de mármol ubicada bajo la espadaña. En 1949 y en 1989 se llevaron a cabo las restauraciones más profundas de este templo que cuenta con una nave abierta con techo abovedado y un coro a los pies. En la cabecera y un poco más elevado se ubica el camarín que aloja la imagen titular de la ermita y que preside el edificio.